El Día que el Rey entró al Salón
El guía encargado del tour dirigió al grupo al Salón del Trono Real.
“Solo tenemos unas horas para recorrer todo el museo”, le advertí a mi hermana. “Así que apúrate y metete en la línea para ver las joyas y ropas reales.”
Escogimos un audio guía para abarcar lo más posible antes que cerraran.
El calor veraniego transformaba las interminables filas de visitantes en malgeniados e impacientes monstruos.
Yo era una de ellas.
De repente mi hermana me pellizcó el brazo.
“Que te pasa!” le reclamé.
Ella, paralizada como una de las estatuas de mármol del museo, dirigió su mirada a la Puerta.
“Atención!” gritó el guardia. “El Rey ha entrado en el salón!”
Quedé con la boca abierta.
Mis manos soltaron el auricular y la guía.
El Rey de España, elegante y sonriente, saludó al público.
Por un instante me miró a los ojos.
“Ya no tenemos tiempo de ver las otras exposiciones tanto querías,” me susurro mi hermana.
No me importó.
Pude ver al rey, y el rey me vió a mi.
Las largas filas, el calor y la gente malhumorada continuaron, pero como por arte de magia se desapareció mi malhumor.
Pasé el resto de mi día feliz y despreocupada.
La vida me recuerda a ese día en el museo.
Cuando entregamos nuestra vida a Cristo, ya no recorremos la vida solos.
La Biblia nos recuerda en Gálatas 2:20 Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mi.” LBLA
Graham Cooke dice “Si tu estas en Cristo, también lo están tus circunstancias.”
Entonces, la próxima vez que te sientas con temor, ansiedad, soledad, amargura, débil o mas, recuerda:
¡El Rey ESTA en tu salón! El esta en tu cuarto, en tu carro, en tu trabajo, en tu aula, y en tu cuarto de hospital.
El esta contigo y NUNCA te dejara.
Isaías 43:2,4 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegaran; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará.
Ya que eres precioso a mis ojos, digno de honra, y yo te amo…
Así que, llénate de gratitud, paz y sobre todo esperanza, porque sean cuales sean los problemas que confrontes, el Rey SIEMPRE estará contigo.
Lo mejor de todo es que no hay que viajar a un país lejano, hacer largas filas ni comprar un boleto para una oportunidad de verlo.
Lo único que tienes que hacer es abrirle la Puerta de tu Corazón e invitarlo a pasar.