Lecciones de Vida

La Puerta Roja

¿Por que hago lo mismo siempre?
¡El centro comercial cierra en 20 minutos!

Sin dejar de recriminarme por dejar el mandado para ultima hora, me estacione en la parte de atrás para encontrar un estacionamiento cerca de una de las entradas laterales y así ganarle al reloj.

Abrí la puerta de vidrio y entre por el departamento de cosméticos, donde mujeres elegantes y sonrientes ofrecían muestras de sus mejores perfumes.

Camine rápidamente sin hacer contacto visual con ellas, esperando no llamar su atención.

“Le ofrezco una muestra?” una mano apareció de a saber donde y me puso un cuadrito de papel blanco en mi mano.

“Espero que le guste. Esta en promoción este fin de semana.”

 Sin detenerme, tome el papel, le agradecí entre dientes con una media sonrisa y busque el basurero mas cercano.

En mi trayecto al basurero inconscientemente olí la muestra.

 Tal como en una película de ciencia ficción, la fragancia en aquel papel me transporto al pasado, directamente a los brazos de mi abuela.

El perfume se llamaba Red Door, el preferido de mi abuela Adela.

Un torbellino de recuerdos invadió mi mente.

Recordé su pelo oscuro, corto y siempre en su lugar. Dos pequeñas perlas adornaban sus orejas y sus labios lucían su rojo preferido. Vi su cara, arrugada por el tiempo, pero siempre embellecida con una dulce sonrisa. Su contagiosa carcajada y su dulce voz retumbaron en mi corazón.

El día de mi boda me agarro dulcemente la cara con sus pequeñas manos, suaves y con una manicure perfecta.

“Hija,” me dijo.  “La vida trae momentos buenos y momentos difíciles, pero recuerda siempre que todo pasa por alguna razón. Solo hay que confiar en Dios y te ira bien.”

El llanto de un niño me traslado de regreso a la realidad.

Me encontré todavía parada en medio de la tienda, al lado del basureo, y sin poder dejar de oler aquel papel.

Me prometí aferrarme a las palabras de sabiduría y al amor de mi abuela, y apreté aquel pedazo de papel como si fuese su propia mano.

Recordé un versículo, en la Biblia que dice lo mismo.

 Romanos 8:28, Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, es es, a los que conforme a Su propósito son llamados.

No encontré lo que buscaba en el centro comercial aquel día.

Lo que si descubrí fue una puerta roja, un pequeño pedazo de papel que se convirtió en una puerta a mis recuerdos, a mi fe en el Señor y al abrazo amoroso de mi querida abuela.

2 Comments

  • Larissa

    Tia what a beautiful reminder of our elders – they resonate in our lives … they memories, smells and words. I love this sharing. Thank you