Deseo o Esperanza, esa es la Pregunta
“Feliz Año Nuevo!” Los gritos de celebración y los abrazos entre familiares y amigos invadieron la casa de alegría.
“Hagan un deseo!” gritó alguien.” ¡Esperemos que el 2023 sea un buen año!
Me levanté tempranito en la mañana, me hice una gran taza de café y me acomodé en mi sillón preferido con mi Biblia y mi cuaderno.
Dos palabras me quedaron resonando de la noche anterior: Deseo y Esperanza.
Me pregunté cuál de las dos era la más apropiada para recibir el nuevo año, así que decidí consultarle a Google.
Deseo: el la acción y efecto de desear (anhelar, sentir apetencia, aspirar a algo), (Oxford Languages).
Esperanza: es la confianza de lograr una cosa o de que se realice algo que se desea.
La palabra esperanza en hebreo implica la expectativa de obtener lo que se desea, ya que en la palabra hace referencia a un “cordón” o “cuerda”, es decir: esperar algo unido con una cuerda.
Hmmm…con razón la Biblia no habla tanto de desear, pero si se enfoca mucho en Esperar (Esperanza).
¿Entonces, cual es esa Esperanza que el Señor quiere que experimentemos día a día?
Un deseo optimista es basado en un resultado futuro; es cruzar los dedos deseando que las cosas salgan bien.
Por el contrario, la Esperanza:
- Está basada en un Persona; es aferrarse a Jesús (como esa cuerda en el significado anterior), aun cuando la vida parece estar fuera de control o cuando el futuro parece obscuro.
- No es pensar positivamente, sino una expectativa confiada basada en la fidelidad de Dios en el pasado y Sus misericordias que son nuevas cada mañana.
Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos; ¡nunca Su misericordia se ha agotado! ¡Grande es su fidelidad, y cada mañana se renueva! Por eso digo con toda el alma: “¡El Señor es mi herencia, y en El confió!” (RVC)
- Es como una inyección de fortaleza física y emocional
Pero los que confían en el Señor recobran la fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansa, aminan, y no se fatigan. Is. 40:31
No tenemos que comernos la uñas o cruzar los dedos deseando que nada malo pase.
Podemos ver para el futuro con una expectativa alegre de algo bueno, no porque nunca enfrentaremos adversidades, sino a pesar de ellas.
Yo no puedo ver el futuro, pero conozco a ALGUIEN que si lo conoce. Y eso es lo único que importa.
¿Estas atravesando alguna tribulación? ¿Estas enfermo? ¿Te quedaste sin trabajo? ¿Te sientes solo?
Te invito a que te atrevas a esperar en el Señor, así como lo hacía el rey David cuando le dijo:
Oh, Señor, por la mañana escucharas mi voz; por la mañana me presentaré ante ti, y esperaré. Salmo 5:3